LOS SABIOS REGRESAN A CASA. GOBIERNO Y COMUNIDADES AUTÓNOMAS ULTIMAN UN PLAN PARA EVITAR LA FUGA DE CEREBROS Y ANIMAR A LOS CIENTÍFICOS A REGRESA A ESPAÑA. EL LAMENTO UNAMUNIANO DEL “QUE INVENTEN ELLOS” PUEDE ACABAR DEFINITIVAMENTE.
Valentí Fuster, uno de los mejores cardiólogos del mundo, "emigró" un día a Estados Unidos y se convirtió con el tiempo en director del Instituto Cardiovascular Mount Sinai Medical Center; a Caries Cordón-Cardó le pasó otro tanto y se convertiría también más tarde en director de Patología Molecular; Joan Massagué, por su parte, ha llegado a ser jefe del Departamento de Biología Celular del Memorial Sloan-Kettering Cáncer Center; y Joseph Masdeu, jefe del Departamento de Neurología del New York Medical College. Todo ello sin contar con el "clásico" Luis Rojas Marcos, psiquiatra y presidente de la Corporación de Hospitales y Departamento de Sanidad de la misma ciudad. La genética, el trasplante de células de médula ósea y lá tecnología de diagnóstico por la imagen serán básicas en un futuro próximo, y son españoles los especialistas que las han llevado a su máximo nivel de excelencia.
Hace unos meses, algunas cosas empezaron a cambiar. A finales de junio, Valentí Fuster aceptó la oferta del Ministerio de Sanidad para asesorar al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, que inicia una nueva etapa. Antes que Fuster, hace siete años, fue Mariano Barbacid quien dio su OK a la posibilidad de crear el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. El año pasado, la Generalitat de Catalunya contrató a Juan Carlos Izpisúa y a Joan Massagué.
La oferta del Ministerio de Sanidad a Valentí Fuster, para una colaboración estable en España, y las de sus colegas se enmarcan en una política de recuperación de cerebros fugados que, desde hace unos años, intentan aplicar el Gobierno y las Comunidades Autónomas.
LOS OTROS CEREBROS
Juan Carlos Izpisúa forma parte de la élite científica por su trabajo en torno a las células madre embrionarias y ha sido uno de los fichajes más deseados por la ciencia española. En breve, alternará el trabajo en el instituto estadounidense Salk de California con la estancia en el Centro de Investigación en Medicina Regenerativa de Barcelona, de nueva creación. Captado por la Generalitat de Cataluña, Izpisúa ha firmado por diez años.
Francisco Iborra, quien acumula diez años de experiencia en la Universidad de Oxford, opina que la idea española de recuperar el espacio perdido es 'positiva'. De idéntica opinión es Eva Moreno, joven científica con experiencia internacional que ha vuelto tras cinco años en la Universidad de California y en la de San Diego.
Moreno trabaja actualmente en el estudio del procesamiento cognitivo y lingüístico en la Universidad Complutense de Madrid.
Otros no lo ven tan claro o, simplemente, esperan. Jaime Carvajal, por ejemplo, lleva 15 años sin pisar un laboratorio español, ya que actualmente está centrado en proyectos de genética del desarrollo embrionario en The Institute of Cáncer Research (Reino Unido). Cristina Cebrián, otra "exiliada" de 33 años, percibe una beca postdoctoral del Ministerio de Educación y Ciencia. Trabaja en Manhattan (Weill Medical College of Cornell University) y después de 42 meses fuera está a punto de pasar a la Universidad de Columbia, aunque se plantea el regreso "si existen las condiciones que me permitan desarrollar mi investigación".
Cristina Muñoz-Pinedo, de 30 años, es una de las españolas del prestigioso centro La Jolla Institute de California, que espera también que el Gobierno potencie las vías para atraer a los mejores, 'sean o no sean españoles'. Francesc Cebriá, desde la Universidad de Illinois at Urbana-Champaign, Alicia Hidalgo desde la Universidad de Birmingham en el Reino Unido y otros nombres que brillan en las revistas científicas y son objetivo de cualquier laboratorio del mundo, como Ángel Pellicer, Alfonso Martínez Arias, Ariel Ruiz i Altaba, Juan Botas, Juan Pablo Couso o Gabriel Núñez, "esperan" desde hace meses las condiciones objetivas para plantearse el regreso.
El Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha comprometido a contratar a 900 de estos "cerebros" hasta 2009. Esta intención está recogida en el Plan Ingenio 2010 y dotada con distintas partidas económicas, la más destacada dentro del proyecto 13 con 130 millones de euros. De forma paralela, el Ejecutivo también incentivará el traspaso de investigadores de la Universidad a la empresa privada.
UN RÁNKING DE ORO
¿Pero, dónde están y cuántos son los doctores que un día decidieron ganarse la vida fuera? La respuesta ofrece una horquilla de entre 3.000 y 10.000 personas. Datos fiables no existen ni en manos del Ministerio de Educación y Ciencia, razón por lo que elabora actualmente un censo de expatriados.
Un grupo de doctoras, encabezado por Antonio Valero, del Harvard Medical School (Boston), improvisó una lista, a la que había que apuntarse a través de Internet. Fue abierta en febrero de 2003 y en dos meses reunió a 2.200 doctores. El Gobierno, por su parte, ha localizado ya a más de un millar.
Uno de los retos del Gobierno es que el sistema científico español "crezca en cantidad y en calidad", según la ministra de Sanidad, Elena Salgado, quien espera que en el año 2005 se vaya viendo ya un "cambio de tendencia" en esa línea. Vamos a abrir oportunidades y anunciar lo que en los próximos años debe ser una realidad: ofrecer posibilidades de trabajo permanente en el sistema, que debe crecer para que tengamos gente bien cualificada; y esto hay que hacerlo gradualmente".
También el Gobierno impulsará los parques tecnológicos y las grandes instalaciones científicas, como el Sincrotrón. Eso ofrecerá nuevas y mejores "oportunidades a gente cualificada", y animará a los científicos españoles en el extranjero a regresar a España. Se ha programado un plan a quince años de renovación de infraestructuras de pequeño y mediano tamaño (informáticas o de laboratorio, entre otras) para intensificar las existentes y acometer otras nuevas. Se trataría de un proyecto, aparte de los relacionados con grandes infraestructuras, porque ese tipo de iniciativas "parece muy necesario para mantener y mejorar la calidad del sistema", dijo la ministra.
Tras la histórica diáspora intelectual de la guerra civil y la dictadura, la ciencia y la tecnología no fueron actividades prioritarias en España. Pero, con estas medidas, parece que se está empezando a percibir este hecho como un problema. El déficit español del unarnuniano "¡Que inventen ellos!'" puede dejar de ser un hándieap en la carrera de nuestro país hacia la «convergencia real», esto es, en el proceso de acercamiento a los países de nuestro entorno en términos de renta y bienestar.
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