Bacterias. No puede vivirse con ellas y tampoco puede vivirse sin ellas. Mantener a raya a los organismos sucios al frotar superficies con poderosos desinfectantes es un trabajo de tiempo completo en hospitales, cocinas de restaurantes y otras habitaciones calientes y húmedas.
La empresa Toto Kiwi de Morrow, Georgia ha desarrollado una novedosa forma para ganarle la guerra a los microbios gracias a la construcción de estructuras denominadas Mosaicos Antibacteriales.
Dispositivo antibacterial alimentado por la luz
Funcionan de la siguiente manera: en presencia de luz, un recubrimiento de óxido de titanio (aquí mostrado como bloques levantados) provoca una reacción electroquímica que convierte el agua y el oxígeno del aire en una forma más reactiva de oxígeno, la cual revienta las paredes celulares de las bacterias.
El cobre (mostrado en forma de cilindros) se vuelve tóxico bajo cualquier condición de luminosidad.
Para probar los mosaicos, Toto los instaló en varias ubicaciones de uso intensivo. En una de sus más dramáticas pruebas, la compañía comparó mosaicos normales y antibacterianos en una regadera.
El dispositivo antigérmenes no mostró rastro alguno de moho, incluso después de habérsele suspendido la limpieza durante nueve meses. Los mosaicos serán colocados en hospitales, baños y otras instalaciones vulnerables.
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